-4 °C es la temperatura a la que se suelen mantener vacunas para no alterar sus propiedades. Por lo tanto, es rápido y fácil mantener la cadena de frío desde la concepción hasta el uso, ¡porque basta con tener un sistema de refrigeración convencional! Sin embargo, la vacuna para la COVID-19 es la excepción que no confirma del todo esta regla… Según Bruno Pitard, un investigador de Nantes y pionero de las tecnologías de vacunas de la tercera generación, “la vacuna de Pfizer y BioNTech debe conservarse a unos -70 °C y la de Moderna, a -20 °C, al igual que la de AstraZeneca”. “Este tipo de temperaturas exigen una perfecta organización de la cadena de frío durante el transporte entre el lugar de partida y el lugar de llegada”.
Por lo tanto, distribuir la vacuna para la COVID-19 se convierte en una carrera de obstáculos que demanda tanto el equipo adecuado, pero con eso no basta, sino que también es fundamental monitorear y controlar la temperatura. ¿Cómo? Con registradores de temperatura desde el almacenamiento en la cámara frigorífica hasta el transporte en el camión.
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Pfizer y Moderna se posicionaron rápidamente en el mercado occidental, no sin una serie de complicaciones relacionadas con la temperatura de almacenamiento de la vacuna.
China ha desarrollado otras vacunas en el otro hemisferio a través de los laboratorios Sinopharm y Sinovac Biotech. Éstas son más fáciles de manejar, porque las dosis de la vacuna se pueden
conservar a las temperaturas de un refrigerador normal (+2 °C a +8 °C). Pero tenemos poca
información sobre su coste.
Coste, limitación, eficacia… la vacuna para la COVID-19 aún no ha logrado todo su potencial.